Brasil: el agro rompe récords y equivale a un PBI argentino

La cosecha récord de más de 300 millones de toneladas esperada para Brasil este año demuestra el peso que la agroindustria ha tomado dentro de la economía brasileña. Entre 2002 y 2022, el PIB agrícola del país saltó de u$s 122 mil millones a más de u$s 500.000 millones, el equivalente a una Argentina entera.

Según los analistas del sector, la agroindustria brasileña ha mostrado un crecimiento extraordinario en los últimos 40 años, especialmente una explosión en los últimos 20 años. Como se puede observar en el perfil de crecimiento de Brasil de los últimos 40 años, la economía brasileña ha logrado posicionarse fuertemente en segmentos productivos e industriales a partir de sus riquezas naturales.

Es así como Brasil, sigue siendo un gran productor de mineral de hierro para el mundo, iniciando este proceso en los años 60 a partir de los acuerdos de provisión de Vale a Japón y en consecuencia ha logrado un fuerte desarrollo de la industria siderúrgica y metalmecánica nacional. Por otro lado, también crece de forma exponencial el sector energético, anclado en el desarrollo del sector petrolero offshore, con el inicio de su desarrollo luego de la segunda crisis petrolera a inicios de los años 80, llegando luego a transformarlo en uno de los 10 mayores productores de petróleo del mundo, pero también en energías renovables, tanto eólica como solar, y ahora con grandes proyectos eólicos offshore y de hidrogeno verde en el nordeste del país.

Pero la estrella, que ha apalancado el superávit comercial brasileño y es responsable por una parte sustancial de la inversión en Brasil, es la agroindustria. El sector viene creciendo en forma ininterrumpida desde hace 40 años, desarrollando tecnología y un larga y compleja cadena de valor que impacta a lo largo de todo el territorio brasileño.

Ese crecimiento, según los expertos, se basa en la inversión en investigación y políticas públicas nacionales y estaduales de apoyo al campo, que han llevado a sucesivos récords en la producción agrícola. Según la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), Brasil debería romper la barrera de los 300 millones de toneladas de granos este año, consolidándose como el tercer mayor productor de cereales del mundo, solo detrás de China y Estados Unidos.

En 20 años, la cosecha de cereales pasó de 120,2 millones de toneladas a 310,6 millones, un aumento del 258%. El área sembrada pasó de 43,7 millones a 76,7 millones de hectáreas, un aumento del 76,5%. Los números muestran que la producción creció tres veces más que el área ocupada por cultivos gracias a inversiones en tecnología que aumentó significativamente la productividad.

El PBI de los agronegocios, calculado por la Universidad de San Pablo, deberá rondar este año los u$s 500.000 millones, cerca del 25% del PBI brasileño o equivalente al PBI de una Argentina entera.

El punto de inflexión en la agricultura brasileña comenzó con la llegada de la soja al sur del país, ya que la soja, con un ciclo más corto, permitía hacer un cultivo de invierno como el trigo, la avena o el sorgo. La soja hizo posible la segunda cosecha.

Con el tiempo, este proceso evolucionó a otras regiones del país, con otras características climáticas. En los Estados donde no llueve en invierno, como gran parte del sureste, centro oeste y nordeste del país, no era posible una segunda cosecha, pero eso no detuvo a los productores. A partir del 2003, el gobierno brasileño lanza, con el apoyo de Embrapa (INTA brasileño), un programa para la integración del cultivo con la ganadería y la silvicultura, permitiendo sembrar dos cultivos también en regiones donde no llueve en invierno, básicamente por el pasto, con siembras de maíz, soja o algodón, que son cultivos de verano, que después de la cosecha brindan pastura al ganado. Y la evolución continuó con la extensión del riego y aumento del uso de agroquímicos, que permitió al productor realizar hasta tres cultivos agrícolas, como soja, maíz y poroto. De esta forma, observamos como la evolución tecnológica, la tropicalización de la soja y otros cultivos permitieron este avance espectacular en la productividad.

Una oportunidad única para la Argentina

La Argentina debe entender el crecimiento del sector agroindustrial brasileño como una oportunidad para el empresariado argentino. El agronegocio en Argentina es pujante y ultra competitivo, pese a las políticas nacionales y el entorno macroeconómico, siendo capaz de generar empresas lideres en distintos segmentos de la cadena de valor agroindustrial.

Segmentos como la maquinaria e implementos agrícolas, biotecnología, tecnología de la información aplicada, servicios Fintech, así como cultivos especiales con menor desarrollo que en Argentina como la vitivinicultura u olivares, representan oportunidades de escalabilidad de su negocio ya que el ingreso a Brasil brinda una plataforma exportadora extraordinaria con mayor cantidad de acuerdo a terceros mercados, políticas públicas de apoyo al agro, un mercado interno agroindustrial equivalente a una Argentina entera, el acceso a un mercado financiero infinitamente mayor, en un entorno macroeconómico estable y principalmente la diversificación del riesgo argentino en el mediano plazo.

Muchos lideres del sector en Argentina ya dieron el paso para internacionalizarse abriendo operaciones en Brasil, y muchos más deben sumarse en el futuro. Este proceso es inexorable ya que el agro brasileño no tiene límites.

Fuente: Cronista

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